Toneladas de residuos del Polo Químico pegadas a las viviendas de un barrio humilde de Huelva han hecho que los vecinos que pueden abandonen poco a poco el lugar en el que han crecido
Entre los motivos que han provocado que las toneladas de basura química hayan seguido creciendo sin que nadie lo impidiese está la ambigüedad política con el que el tema se ha tratado, sobre todo porque ningún alcalde ha querido jugarse, no solo los votos del barrio, sino la globalidad de los puestos de trabajo que una de las fábricas del Polo Químico dan a la ciudad y su entorno.
mientras reprochaba a su jefe de prensa que le hubiese metido en el lío de tener que responder sobre un problema del que nadie quería hablar, y mucho menos significarse en público teniendo un cargo político.Izquierda Unida, por su parte, sostuvo al propio Rodríguez con un pacto en sus primeros años de gobierno , y los sindicatos ni quieren oír hablar de nada que pueda suponer la pérdida de un solo puesto de trabajo.
Rafael Gavilán recuerda que hace años, por los puestos de trabajo que daban, “hablar de las fábricas era tabú, no se podía criticar al poder empresarial de las industrias, te tachaban de loco, pero ahora la gente abiertamente puede hablar y cuestionar este modelo”.En ese ambiente, no es raro que los más jóvenes del barrio no quieran echar raíces en sus calles.