Redondo forma parte del club de viejas glorias socialistas que se consideran por derecho natural representantes del PSOE ‘auténtico’ y que, al constatar su incapacidad para mantener el control del aparato, optaron por la vía del enfrentamiento público con los nuevos dirigentes
Para muchos fue seguramente una sorpresa la expulsión del PSOE de Nicolás Redondo Terreros. No tanto por la decisión en sí, como por el hecho de que el exdirigente vasco no se hubiera marchado hace tiempo y por su propio pie de una organización que parece herir con extrema dureza su sensibilidad política.
Más allá de la opinión legítima que cada cual pueda tener en todos estos asuntos, hay un hecho de fondo que explica la virulencia de ciertos socialistas de la vieja guardia, y es la sensación desoladora de que unos advenedizos les han robadopartido y que cada día que pasa se hace más difícil recuperarlo.
Pese a renunciar al liderazgo del partido, González no se resignó a perder su control. Un historial de éxitos electorales que habían permitido a los socialistas gobernar 14 largos años avalaba, a su juicio, el sello que había impreso al partido. Ya volverían a la Moncloa; en eso consiste lel juego de la democracia. Sin embargo, las bases no le respondieron como esperaba.