Aparte de los bienes de la Corona, transferidos directamente Carlos III, la reina contaba con una considerable fortuna personal. Una herencia repartida en privado, pero con bienes muy conocidos.
se ha convertido en el nuevo titular de los bienes de la Corona. Bienes que, aunque pertenezcan a la institución, generan una considerable fortuna privada. Una con la que se mantiene a la familia real y a buena parte de sus empleados, pero que incluso así seguía engordando los ahorros privados de la reina. Es decir, el Ducado de Lancaster: un conjunto de propiedades, bienes y negocios repartidos por media Inglaterra y Gales y valorados en más de 750 millones de euros.
El Ducado de Lancaster no era la única fuente de ingresos de Isabel, pero sí la más notable, especialmente desde que en los 90 la reina y su hijo aceptasen una nueva forma de que la familia real le saliese más barata al erario público. El dinero de los dos grandes Ducados va a parar directamente a quien reine y a su heredero o heredera.