Dice el dicho que donde hay una crisis hay una oportunidad. Y de esto la Unión Europea parece haber tomado nota. El hundimiento sin precedentes que sufrió la economía mundial el año pasado rompió viejos tabúes y espoleó a los Veintisiete, que decidieron emitir deuda conjunta por primera vez en su historia para financiar el mayor paquete de estímulo que se recuerda en el Viejo Continente. El resultado fueron los fondos Next Generation EU (NGEU por sus siglas en inglés), un instrumento diseñado para impulsar la recuperación y a la vez financiar reformas estructurales clave para el futuro de los países de la Unión.
contrasta con la lentitud con la que el estímulo se está filtrando a la economía real.ha facilitado a este periódico, de los 24.198,28 millones de euros del NGEU que el Gobierno preveía gastar en 2021 se han autorizado un total de 17.774 . Sin embargo, solo 14.422 están comprometidos con proyectos concretos y apenas 10.425 se han gastado efectivamente.
, añade. Esto es así porque desde que Bruselas autoriza los pagos hasta que los fondos se gastan de forma efectiva transcurre un tedioso proceso burocrático en el que están implicados varios niveles de la administración. "Tienes que hacer las convocatorias, muchas de ellas las ejecutan las comunidades, ayuntamientos, organismos autónomos... sacas unas bases, transfieres el dinero a las comunidades, después estas licitan, hay plazos..." explica, por su parte, Ángel de la Fuente, presidente de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada .
"Ahora mismo, lo que ha llegado a la calle, lo que está en manos de empresas o familias es prácticamente nada.