Dos millones de euros es el precio de venta de un cuadro Joan Miró en ARCO. A su nieto y vigilante del legado familiar no le sorprende: asegura que la obra de abuelo no tiene límites, y que aún está por descubrirse. Hablamos con él.
), pero porque a Joan Miró no se le iban la pasión y la fuerza por la boca, sino por las manos. "La suya era una energía espiritual que necesitaba expresar de día los monstruos que lo
menesteres...", concede Punyet Miró. "Estaba tan loco por dentro que necesitaba orden", escribió su amigo el poeta y dramaturgopinturas y esculturas– tras conocerlo, en 1954. "Sí, llevaba una vida muy tradicional y disciplinada. ¡Aplicaba orden incluso en su rutina de ejercicio físico! Cada mes, apuntaba su peso, seguía una dieta y, en verano, un día a la semana solo comía sandía para depurarse.
raíces, ramas, conchas y desechos con los que el artista se tropezaba en sus paseos por el campo y la playa, a la manera delFundació Joan Miró