La ocupación hotelera estará entre el 60% y el 65%, y los restauradores confían en llegar a la mitad de la facturación que conseguían antes de la crisis sanitaria
el año pasado, básicamente con público local, la ciudad esta vez sí se lo cree. Organizadores, políticos, hoteleros y restauradores ven el evento como un punto de inflexión hacia la recuperación económica y un nuevo impulso internacional de la marca Barcelona. Hoteleros y restauradores lo esperan como agua de mayo.
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