El último taquillazo en las exposiciones de arte son las experiencias inmersivas con artistas clásicos
… Lo mismo ocurre con la sufriente Frida Kahlo, cuyo rostro de gaviota se multiplica con discreción infalible en varias exposiciones por diversas capitales de la geografía mundial, en algunos casos sin que el visitante pueda ver la reproducción de un solo cuadro, pero sí en cambio vivir una experiencia psicodélica, más propia de un videojuego.
La última apuesta de la lucrativa industria cultural son estas nuevas plazas públicas. La pandemia pudo haber herido de muerte la exposición taquillazo, pero ahora las experiencias inmersivas son lo más exitoso y rentable, “el presente distribuido de manera desigual”.
La zona cero de la moda de las muestras digitalizadas surgió hace 10 años bajo una montaña en la Provenza Aunque parece un fenómeno reciente, la experiencia inmersiva existe desde el Auriñaciense y sus consecuencias se ajustan a lo que conocemos como principio del hombre de las cavernas, según el cual cuando se produce un conflicto entre la tecnología moderna y los deseos de nuestros primitivos antepasados, los deseos ancestrales siempre ganan.
El primer espacio inmersivo de la humanidad fue la cueva de Chauvet : el desglose del movimiento mediante la superposición de imágenes sucesivas creaba un efecto de multiplicación de las partes del cuerpo en acción, leones, rinocerontes y caballos al galope que definen una narrativa gráfica, una tira de franjas que evocan planos. Puro cine.