La compleja tarea de desactivar el ‘dumping’ fiscal dentro de la UE
La combinación de la sofisticada ingeniería que desarrollan las grandes multinacionales para optimizar su factura fiscal y la flexibilidad de una economía abierta y globalizada se ha convertido en una vía de agua para los ingresos fiscales de muchos países. España, por ejemplo, deja de recaudar cada año casi 4.
Con estas cifras sobre la mesa, no es difícil comprender por qué la decisión de poner límites a la optimización fiscal de las grandes multinacionales equivale casi a ponerle el cascabel a un gato escurridizo y veloz. Se trata de un debate abierto desde hace décadas y en el que entran en juego una enorme conjunción de intereses muy diversos, no solo por parte de las multinacionales, sino también de los territorios y países de baja tributación.