En este aboratorio se elaboran perfumes personalizados que pueden costar más de un cuarto de millón de euros. Su última creación, Néroli Plein Sud, rinde homenaje a Antoine de Saint-Exupéry
El despacho de Delphine Jelk , nariz de Guerlain, está ubicado en la penúltima planta de un edificio histórico junto a los grandes almacenes La Samaritaine. Un piso más arriba tiene su laboratorio, un espacio acristalado con vistas a los cuatro puntos cardinales de París: la catedral de Notre Dame, el Sacré Coeur… Curiosamente, el taller donde se crean las fragancias de la maison Guerlain no huele a nada.
Jelk considera que su misión es reinterpretar el estilo de la firma, fundada en 1828. “Siempre estoy buscando inspiración en los archivos. Pero tengo mucha libertad”, aclara. También recurre al arte y la literatura.