El autor novela la vida de Thomas Mann en ‘El mago’, donde aborda la tensión homosexual que recorrió la obra del Nobel. -¿Cuál es el malentendido más recurrente en torno a Mann? -Que era un gran hombre. Para empezar, eso no existe. Y, además, no lo era.
Efectivamente. Si lo que andas buscando es pensamiento político no vayas a buscarlo en un escritor, ni en un artista, porque siempre vemos el otro lado, o estamos sintiendo una nueva emoción o descubriendo algo nuevo. Mann fue un prusiano militarista en 1914, y se convirtió en un gran demócrata en 1941.
Llegan al final de la adolescencia en torno a 1920 y no quieren saber nada del militarismo o autoritarismo, toda esa cosa estricta y cuadriculada que relacionamos con lo germánico. Quieren diversión, drogas, tener relaciones sexuales con quien sea, decir lo que les venga en gana e ir a cualquier lugar. Esto no se aplica solo a los hijos de Mann, sino a toda una generación.